Los desafios de la gestión universitaria ante la crisis de Covid 19

Fonte da foto: arquivo pessoal

Por Raúl Arias Lovillo

 “La inteligencia es la habilidad para adaptarse al cambio”
Stephen Hawking

En los últimos meses el mundo ha vivido uno de los desastres más graves de su historia con la pandemia de Covid 19. Estamos lejos de tener controlada la enfermedad y más lejos aún de paliar sus consecuencias económicas, políticas y sociales. Las pérdidas humanas suman ya más de un millón a nivel mundial, en América Latina y el Caribe se contabilizan más de 10 millones de contagios, 367 mil de los cuales se tradujeron en muertes y las pérdidas económicas y de empleos se cuantifican como las mayores de las últimas décadas.

Existe un amplio consenso en que el mundo que teníamos a principios de 2020 nunca será igual a partir de esta crisis y todo parece indicar que tenemos que prepararnos para lidiar con otras posibles crisis de dimensiones globales en el futuro.

De acuerdo con el experto Francisco Marmolejo, ex coordinador del educación superior del Banco Mundial y actualmente consultor de la Fundación Qatar, “más de 200 millones de estudiantes de educación superior en el mundo” estuvieron impedidos de asistir a las universidades por la pandemia y agrega que “solo un 60% de la enseñanza ha podido ser sustituida con medios no presenciales”. De inmediato podemos inferir de estos datos que la enfermedad ha provocado un alto déficit de aprendizaje.  Y seguramente, de manera autocrítica, tendríamos que aceptar que la educación superior de América Latina y Caribe es una de las regiones más afectadas por la pandemia.

En este escenario de enorme complejidad son indiscutibles los desafíos que tienen los gestores universitarios de nuestro subcontinente para enfrentar el futuro. No tiene sentido argumentar sobre todas las adversidades que tenemos encima para reemprender el camino, solo caeríamos en el desánimo. Me atrevo mejor a construir los argumentos de las razones que tenemos para que la educación superior de nuestra región convierta esta crisis en una oportunidad para recuperar el liderazgo. Como insiste cada vez un mayor número de voces: hay que reinventar e impulsar las urgentes reformas disruptivas de los sistemas de educación superior de nuestros países.

Si algo tenemos que agradecer a Covid 19 es que hizo más urgente y necesario el cambio. Efectivamente, desde años atrás las profundas transformaciones que han traído las herramientas digitales anunciaban la urgencia de reinventar la educación superior. Sin embargo, tenemos que aceptar que se ignoraron las señales -salvo contadas excepciones- para dejar atrás el modelo universitario tradicional. Como ha quedado demostrado en esta coyuntura, las instituciones, directivos y docentes no estaban preparados para cambiar a la modalidad virtual cuando trataron de ofrecer una respuesta en plena etapa de confinamiento.

De acuerdo con la UNESCO, “las tecnologías digitales están cambiando a un ritmo creciente el modo en que las personas viven, trabajan, socializan y se instruyen en todas partes del mundo”, particularmente big data e inteligencia artificial han impactado de manera destacada algunos procesos educativos del nivel terciario:

  1. Se ha ampliado el acceso a la educación superior en la búsqueda de un aprendizaje para toda la vida. La producción de materiales didácticos digitales e hipertextuales, permiten compartir contenidos disponibles y abiertos (moocs)

  2. La investigación científica y tecnológica ha tenido un impulso inusitado en todas las áreas del conocimiento

  3. Proporciona una diversidad de herramientas para apoyar el aprendizaje autónomo (tutorías, videoconferencias, foros virtuales, chats)

  4. Las universidades han perdido para siempre el monopolio sobre la acreditación y la extensión de diplomas. Hoy prolifera de manera creciente una gran cantidad y diversidad de organismos que proveen programas a todos los niveles (pregrado, posgrado, técnicos, etc.). La competencia será más fuerte en el futuro y existe el serio peligro de desaparecer del escenario.

La transformación digital, a la que estan impelidas las instituciones de educación superior, no supone incorporar solamente nuevas tecnologías sin transformar los rasgos básicos del modelo tradicional universitario. Al contrario, la transformación digital debe ayudar a resolver problemas viejos no resueltos. Particularmente, es urgente superar de una vez por todas el paradigma pedagógico tradicional, íntimamente arraigado en la genética misma de la mayoría de las universidades de la región. Cambiarlo, como lo demuestra la experiencia de muchos casos en los últimos años, no ha sido fácil. Sin embargo,  estamos convencidos que la digitalización proporciona cada vez más herramientas útiles para lograrlo.

Existe una larga lista de tareas para trabajar de inmediato, pero las siguientes nos parecen las prioritarias en una primera etapa:

  1. Diseñar un amplio programa de capacitación en el uso de herramientas y habilidades digitales en la educación superior, dirigido a docentes y estudiantes. El programa se construirá atendiendo al principio de que el uso de las tecnologías son un medio y nunca la responsabilidad exclusiva de un grupo de especialistas. Se trata de que el programa fomente la reflexión, entre todos los docentes y en todas las áreas del conocimiento, sobre el uso de la digitalización para impulsar la innovación educativa, la consolidación de los modelos educativos centrados en el aprendizaje de los estudiantes y la diversificación de los espacios de aprendizaje.

En el caso de los estudiantes,  el propósito es mejorar sus habilidades digitales atendiendo a las necesidades de su futuro laboral y profesional. Esto se podrá mejorar de manera progresiva a medida que se vaya afinando la vinculación con el mercado laboral en el conocimiento de qué habilidades digitales son relevantes y cómo se pueden agregar al currículo en cada formación universitaria.

  1. Flexibilizar la estructura curricular. Actualmente existe la oportunidad de ampliar y diversificar la matrícula de las universidades, facilitando otras modalidades educativas no presenciales (semipresencial, a distancia, en línea) en sistemas multimodales. La digitalización también abre oportunidades para que las universidades creen programas flexibles y ofrezcan componentes de sus programas en línea o la posibilidad de flexibilizar los currículos académicos para que los estudiantes definan sus trayectorias de formación. Además, a medida que las IES del Consorcio construyan y compartan entre sí materiales didácticos digitales se podrá ofrecer una educación más flexible a los estudiantes.

  1. Certificación y educación continua. El otorgamiento de títulos y reconocimientos está cambiando en esta etapa digital. Se deben aprovechar las oportunidades que se abren para ampliar las certificaciones que requieren determinados sectores sociales para acreditar sus nuevos conocimientos. Las IES deben atender la necesidad de conocimiento de alto valor entre aquellos miembros de la población trabajadora que requieren cursos de actualización o capacitación adicional, que tienden a ser sectores cada vez más amplios. Existe también la posibilidad de reconocer a las áreas de formación empresarial como parte de la trayectoria educativa de los individuos, reconocer la práctica y el conocimiento adquirido por la experiencia, así como acreditar el conocimiento de un profesionista en campo. Todas estas posibilidades pueden atenderse a través de la construcción de Sistemas de Educación Continua que tenderán a ser más dinámicos e importantes que los tradicionales sistemas de certificación universitaria.

Finalmente, quiero destacar que la llamada era de la digitalización, constituye la fase superior de la sociedad del conocimiento. El conocimiento sigue siendo el factor determinante en esta etapa de la humanidad. Consecuentemente, las universidades pueden recuperar su liderazgo social si trabajan en la construcción de redes de distribución del conocimiento, priorizando las necesidades de los sectores marginados de la sociedad y los objetivos del desarrollo sustentable.

*Raúl Arias Lovillo: professor e Ex Rector de la Universidad Veracruzana (México).

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